lunes, 6 de agosto de 2012

HISTORIA DE LA FAMILIA.

1ª PARTE

Origen de la familia El Masri.


En tiempos de los Emires druzos, gobernantes en el Monte Líbano, cuando este aun no existía como nación, sino más bien como emirato del Monte Líbano, que, aunque se encontraba subdivididos en pequeños y múltiples principados (emiratos) y feudos, bajo el dominio del Imperio Otomano, también conocida como la Sublime Puerta, era gobernada de forma autónoma por los príncipes o Emires Maàn.

Es en esa época cuando se inicia nuestra historia historia en una pequeña ciudad como Rashaiyah, al sureste del Líbano y a los pies del Monte Hermón (Yabal El Shaikh o Montaña del Señor o del Anciano, en honor a un noble hierofante druzo), en un día de fiesta donde se celebraría un vistoso desfile, en ocasión de un Congreso Druzo, a la cual se encontraban invitados los Unitarios Druzos de la región y áreas circunvecinas, entre ellos ricos señores, príncipes y representantes de las comarcas libanesas y de la vecina Siria.

Antes de ello, en el año 1634 D.C., con la caída del Gran Emir del Monte Líbano, Fakhreddine II Maàn y su posterior decapitación en manos de los Turcos Otomanos en Constantinopla (1635), la situación política en el Monte Líbano se vuelve tensa y difícil, reinando la incertidumbre en toda la región, por lo que muchas de las dinastías y noblezas libanesas se comienzan a reorganizar, a fortalecerse, para evitar un ataque de de sus rivales libaneses o de los Otomanos, dominantes en el Medio Oriente. Los Abou El Lamah, noble estirpe druza cuyo dominio era la región de El Maten, no eran la excepción, por lo que intentaron la búsqueda y reclutamiento para fortalecer su ejército o cuerpo de guardia e incluso su comarca, trayendo hombres para que trabajen sus tierras, con el fin de enfrentar la situación y de esta forma aumentar su peso político en la región, para esa época, eran partidarios de los Qaisitas, al igual que los príncipes Maàn, pero no eran líderes del partido, sino después en tiempos de los príncipes Chehab.

El feudo de los Abou El Lamah dominaban gran parte de El Maten, comarca del Monte Líbano, con sus regiones de los Altos de El Maten, donde se ubicaban los pueblos de Salima, Qarneyil, Btejnay, Feluga, Ras El Maten, Arsoun y otros de gran mayoría druza, Maten Norte, donde se ubican Bikfaiyah, Dohur El Chouair, Baabdet, Mtein, Antoura, Qaaqour, Brommana y otros de población mixta pero de mayoría cristiana maronita, con fortalezas construidos por ellos en casi todos los rincones, sobresaliendo los castillos de Salima, Ras El Maten y Bikfaiyah.

Esos años, los Abou El Lamah envían a sus emisarios a varias regiones druzas del país, para iniciar el reclutamiento. En el año de 1636 se convocó un festival o congreso druzo que se celebraría en la región de Rachaiyah, por ello el Emir Abou El Lamah de Salima, envía a su emisario en su representación en la persona de su primo para lograr tal objetivo.

Se desconoce el motivo del motivo del congreso druzo, pero era usual su realización en aquellos tiempos por lo menos una vez al año. Se cree que ese congreso en particular, como todos los anteriores era para reunir a los druzos, discutir la situación política de la región y otro de los motivos fue apoyar al nuevo Gran Emir del Líbano, Melhim Maàn (1635-1657), otro motivo pudo ser exaltar a la región de Rachaiyah como parte de la histórica región de Wedi El Taìm, cuna del drusismo en la región de las tierras de Damasco (Líbano, Palestina y Siria), pero todo estos motivos son en parte conjeturas, ya que realmente las crónicas orales no lo especifican.

La región de Rachaiyah se ubica al sur este de la actual Líbano, exactamente al este del Monte Líbano y del río Litani y Hasbani, al sur del Valle de la Bekaa y al oste del gran Monte Hermón (2.814 m.) perteneciente a la Cordillera del Anti Líbano, frontera natural entre Líbano y Siria. El pueblo de Rachaiyah, hoy convertida en una pequeña ciudad, se ubica a una altura de 1.350 metros sobre el nivel del mar, pintoresca, activa con sus castillos principescos de los tiempos de los emires Chehab. Al sur del poblado se ubican el pie de monte conformadas por las estribaciones del Hermón, en una de ellas esta a unos 10 kilómetros el pueblo de Ain Harchi (Ain Harshi), a una altura de unos 1040 metros sobre el nivel delñ mar, más al sur esta el poblado de Hasbaiyah, capital de la provincia del mismo nombre, ambas regiones, Hasbaiyah y Rashaiyah, conforman la histórica región de Wedi El Taìm.

Las crónicas no son claras si el congreso festival druzo se hizo en el pueblo de Rachaiyah o en otro lugar dentro de la región, pero los cronistas orales si mencionan que reunió a muchos clanes y familias druzas, entre ellos se encontraban altos dignatarios, masheyij (ancianos honorarios y religiosos) y clanes principescos, donde compartieron con el pueblo, reuniones, charlas, comidas e incluso un desfile de diestros y valerosos jinetes, en su mayoría hombres de la comarca, y así transcurrió la jornada con un gran banquete para luego seguir disfrutando de las ceremonias.


En este festival, llamó la atención de los presentes tres diestros jinetes quienes efectuaron su presentación demostrando sus habilidades montados en sus alazanes, pero sobre todo de un príncipe de la Familia de los Abou El Lamah que los estaba observando. Este príncipe era miembro de los Emires (príncipes) gobernantes de la región o comarca de El Maten, ubicado en el centro del Monte Líbano, cuya sede principal era el Castillo de Salima (Saraya de Salima), donde se encontraba su capital regional, con otros castillos cercanos en Ras El Maten, Bikfaiyah y Arsoun, todos en la misma región

Según las crónicas hubo intercambio de opiniones entre un organizador y el enviado de la noble familia de los Abou El Lamah, de Salima, opinando éste último sobre lo hermoso del congreso y del desfile de los jinetes sobre sus cabalgaduras, llamándole la atención y así le hizo saber a su interlocutor de que quedó maravillado por la participación de aquellos tres diestros hombres, que montados en sus corceles, ejecutaban con gran marcialidad y acrobacia el desfile, por lo cual los describió y preguntó por sus identidades, informándole que eran los tres hermanos entre si, pertenecientes de la casa Jair Eddin de Ain Harchi.

El emisario de los Abou El Lamah de Salima, era primo del Emir de dicho poblado, y al saber la identidad de aquelos diestros jinetes, le comunicó a su interlocutor que deseaba hablar con ellos y así conocerlos. Finalizado el banquete fueron invitados los tres hermanos Jair Eddin a reunirse con el emisario de los Abou El Lamah, dicha reunión se efectuó, no teniéndose certeza de lo dicho entre ellos, pero si esta claro que el enviado de los Abou El Lamah les invitó a nombre del Emir para ir a Salima con el fin de instalarse en aquella localidad para trabajar, sembrar la tierra y hacer causa común con los gobernantes de la región, con derecho a casa, tierras y agua.

Estos tres hermanos se identificaban como Ali Jair Eddin, el mayor de los tres, Ahmad Jair Eddin y Slaimen Jair Eddin, todos ellos casados y con hijos, aunque sin saber cuantos eran, ciertamente los hermanos aceptaron la invitación porque se les ofreció tierra, techo y agua, y ciertamente eran aunque pobres, honestos trabajadores y valerosos hombres que tanto necesitaba el Emir de Salima. Se suma a ello que tanto los tres hermanos como los Abou El Lamah eran partidarios del partido Qaisita, siendo lógico que el emisario no iba a reclutar partidarios del otro partido, los Yamenitas, enemigos de ellos.

Los tres (3) hermanos Ali, Ahmad y Slaimen Jair Eddin, no pertenecían a la nobleza druza, sino de gente humilde, trabajadores del campo al igual que la mayoría de la familia, de raíces árabes muy antiguas, quienes llegaron al congreso por sus destrezas como jinetes, hombres valientes muy conocidos en la región, y probablemente por ello fueron invitados.

Cabe reseñar que la casa de los principes Abou El Lamah es de antiguas raíces y de entre las primeras que aceptaron el llamado a la Fe Unitaria en el siglo XI, para la época del encuentro con los tres hermanos en el año 1636 eran druzos, siglos después se comienzan a cristianizar y hoy día en su mayoría son cristianos maronitas, residentes en Bikfaiyah, una pequeña ciudad al norte del pueblo de Salima.

Los Jair Eddin en Salima.

Finalizado el Congreso Festival de Rachaiyah, los tres hermanos regresaron a su villa, Ain Harchi, para preparara sus enseres, sus enseres, resguardar sus viviendas, tierras y demás pertenencias que iban a dejar para iniciar el viaje, que para la época duraría unos dos días recorriendo carreteras tortuosas de tierra, cruzando valles y montañas para luego cruzar la alta cordillera del Monte Líbano y descender al otro lado del mismo, por el oeste, para poder llegar a Salima, mucho más al norte de donde están.

Días después inician la marcha, junto a sus mujeres e hijos acompañados de carretas, burros, caballos, algún otro tipo animales, llevándose consigo las pocas pertenencias que pudieron cargar, tomando el camino a las ricas y montañosas tierras boscosas de El Maten, donde se encontraba Salima.

Finalmente los tres hermanos Jair Eddin llegaron a Salima en el año 1636 (año de 1057 del calendario musulmán), siendo recibidos por el emisario del Emir (príncipe), quienes los instalan en tierras que son del Emir para que las trabajen. Las crónicas no mencionan si había vivienda donde radicarse, pero los historiadores orales hablan que se les dio casa, tierra y agua para cosechar sus propias tierras. De seguro conocieron al Emir de Salima y a su esposa, al ser llevados al Saraya (Palacio) quienes le dieron la oficial bienvenida.

El por qué dejaron su villa para ir a Salima, poco se sabe, de seguro vieron una gran oportunidad al trabajar en tierras de los poderosos príncipes Abou El Lamah, la otra posibilidad era lo céntrico que era la región de El Maten, con una buena actividad agrícola y económica, y con una altura de unos 950 metros sobre el nivel del mar, que la hacía más atractiva por su temperatura más benevolente que su villa. Todo ello entra en las conjeturas de quien escribe e incluso de las fábulas de algunos parientes.

En aquel tiempo, Salima se ubicaba en una pequeña planicie alrededor del Saraya (unos 900 m. de altura), característicamente montañosa, con fuertes declives seguidos de pequeñas planicies, donde se podía vivir y cosechar sobre todo en la parte norte de la ladera, allí se encontraban las tierras de cultivo, ubicadas más abajo del poblado, en una planicie mayor conocida como Harat el Hiarat (Sector de las tierras), con pocos pequeños nacimientos y manantiales, siendo la más importante Ain El Hiarat, con una altura promedio de entre 700 a 800 metros sobre el nivel del mar. Mucho mas abajo estaba el poblado cristiano de Arbaniyeh, no visible ya que se encontraba debajo de un despeñadero y muy cerca del río, que para unos es el Salima, para otros es el río Beirut, ya que en dicha ciudad desemboca al ganar el Mediterráneo.

Los pobladores lo conformaban la casa de los Abou El Lamah, sus guardias y parte de su ejército, los integrantes de la casa Said (otra familia druza) y pequeñas casas de comunidades cristianas maronitas y ortodoxas, entre ellas los Bichaalani y los Nacuzzi, quienes tenían sus casas cerca del Castillo, al igual que la familia druza Said, habían varios manantiales que nutrían con sus aguas a sus pobladores que residían tierras abajo, y hacia el oeste del palacio estaba el Cementerio de Los Abou El Lamah, ubicada debajo del nacimiento del famoso manantial o Ain El Kamar. Más abajo estaban las tierras aptas para la cosecha con varias viviendas, entre ellas estaba la casa de los tres recién llegados.

Así dispuesta la villa, encontraron los tres hermanos Jair Eddin a su nuevo hábitat. Con el tiempo la gente fue abandonando sus viviendas en el sector o Harat El Hiarat, para construirlas más arriba, cerca y alrededor de la fortaleza (Saraya), motivado a que eran tierras más ricas en agua. En el Hiarat era más seco y sólo un manantial, Ain El Hiarat y algunos pozos alcanzaba para irrigar las tierras, pero lo que más motivo la salida de los habitantes del sector fue la abundancia de hormigas que plegaban las viviendas y cosechas. Las tierras de arriba eran más húmedas, negras, ricas en manantiales y boscosa, aptas para vivir.

Los hermanos Jair Eddin trabajaron arduamente sus tierras, resaltando su humildad, generosidad y honradez, por lo que ganaron los afectos de sus vecinos e hicieron muchos amigos. Cada día que pasaba más se afincaban en Salima, gracias a su ímpetu y tesonera labor, además de su generosa amistad que daban a sus vecinos. Por ello un honorable miembro de la familia Said les obsequió unas tierras en el sector El Hiarat, cerca de las tierras que el Emir les había cedido para que las trabajara, con turno de agua para su irrigación. La historia oral no menciona el nombre de este noble hombre de la no menos druza casa Said.

Los Jair Eddin con tierras propias, construyeron sus viviendas en la parte alta del pueblo, se dice que en el sector o Harat El Miden (centro del pueblo y a un lado del palacio), vivían de la agricultura, de sus cosechas, pero las crónicas no mencionan si siguieron trabajando las tierras del Emir, pero si tenían derecho al turno de agua donde se les cedió para irrigar sus tierras en Ain El Hiarat. Lo que si estaba claro que la familia Jair Eddin estaba creciendo, con nuevos miembros en su seno, formando así la tercera casa Druza de la villa de Salima.

Para entonces los tres hermanos contaban con una gran familia, Ali Jair Eddin contaba con cinco hijos varones: Abdeljedi, Yabar, Matar, Slaimen (en honor de su menor hermano) y Bahaeddin; el segundo de ellos, Ahmed Jair Eddin contaba con tres varones: Yunis, Shahin y Bujair, mientras que el menor de ellos Slaimen Jair Eddin contaba con Henaidi y Wayasil (Yasbal), las crónicas orales no mencionan los nombres de las mujeres de los tres ni las hijas de la familia, por aquella vieja tradición árabe que sólo los varones son los que forman y representan a la familia, mientras que las mujeres al casarse formarán parte de las familias de sus maridos.

Pero no todo fue felicidad para los tres hermanos, ya que seguro su presencia, su instalación, crecimiento y éxito como familia habría creado ciertas fricciones entre sus vecinos. Sin olvidar que un honorable miembro de la familia Said regaló unas tierras a estos tres hermanos en el Hiarat, con derecho a un turno de agua, allá abajo del pueblo, lo que pudo provocar envidia entre sus parientes.

Ain El Hiarat es el único manantial importante del sector de siembras (Harat El Hiarat), lo demás eran pequeños pozos, y de la parte alta del pueblo, rica en manantiales, estaban lejos de las tierras cultivables, para la época no había acueductos, sino pequeños canales que llevaban el agua.

En un año de sequía, el agua escaseaba por lo que todas las familias que tenían acceso al manantial se turnaban para cuidar su turno de agua, día y noche para cuidar su ración, igual lo hacían los tres hermanos Jair Eddin, pero en una de esas noches de ese año (no se menciona cual), siendo el turno de los Jair Eddin, se encontraba el menor de los tres, Slaimen Jair Eddin, vigilando la misma, descansando cuando se podía, pero el ruido le hizo llamar su atención, sorprendiendo a unos individuos robando el preciado líquido, sin autorización ni permiso de nadie, estos al percatarse de su presencia lo asesinaron. Después se descubrió que este pequeño grupo eran hombres de la familia Said, quienes estaban encabezados por un tal Ali Amin Said (según las crónicas de la familia), hijo de un notable miembro de esa familia, y este al verse descubierto por Slaimen quien le reclamó su conducta, forcejearon y con ayuda de dos o tres cómplices, le dominaron y mataron.

Amaneció ese día y la noticia corrió por todo el pueblo y por la comarca, este hecho de sangre provoca estupor entre sus otros hermanos y sus menores hijos, quienes trataron tomar la justicia por sus propias manos, pero como eran dos adultos y unos cuantos niños, fueron dominados por los Said quienes no permitieron consumar la venganza, y por ello nada pudieron hacer, sólo recoger a su hermano y darle sepultura.

Esta situación de impotencia les obligó a buscar y exigir justicia ante el Emir, pero al ver que se les negaba tal solicitud, optaron de nuevo por tomar las leyes con sus propias manos, pero nuevamente fueron detenidos por la abrupta mayoría de los Said.

La situación se hizo difícil en Salima, los unos querían la venganza, los otros se lo impedían, los Abou El Lamah, príncipes gobernantes de la región no hacían nada al respecto, quizás por sus alianzas con los Said. Hay que recordar que los tres hermanos ya no trabajaban las tierras de los emires ni eran subordinados a ellos, por contar con sus propias tierras y casas.

Pero no todos eran unos ingratos ante el sufrimiento que padecían los Jair Eddin, sobre todo por menores los hijos del difunto Slaimen, entre ellos estaban varios nobles miembros de los Said, al igual que de las familias cristianas habitantes de la villa, pero particularmente de la esposa del Emir de Salima, cuyo nombre se pierde en la historia oral, quien tras consolar a la familia, hablo con el mayor de ellos y le aconsejó que se cuidara de la idea de la venganza, ya que tanto él como su hermano, sin contar con sus menores hijos, no podían solos con los Said, incluso explicó que su esposo el Emir protegía a la familia de Ali Amin Said en particular, ya que su padre, Amin Ali Said, conocido como Bou Ali Said, era un líder entre ellos, por lo que ella había discutido con su marido por lo sucedido, reclamándole de cómo era posible que la muerte de ese pobre hombre no fuera vengada, “acaso no hay justicia”, por lo que el Emir le replicó que no era asunto de ella.

Por estas circunstancias, la Emira (título femenino de princesa en árabe, por ser esposa y miembro de los gobernantes Abou El Lamah) aconsejó a su amigo Ali Jair Eddin que es mejor no hacer nada por los momentos, y como loa ánimos estaban caldeados entre las partes, era preferible abandonar el pueblo y salir de la comarca, antes que la turba de los Said los atacara, incitados por el mismo asesino. Este dialogo entre ambos hizo entrar en razón a Ali, quien tras hablar con su hermano, deciden abandonar el pueblo, por lo que a los pocos días marchan de Salima junto con sus familias y las de Slaimen, tomando la ruta hacia Qarneyil y de asllí hacia el este para dirigirse el elevado paso montañoso de Duhur El Bailar para cruzar la cordillera, ganar el valle de la Bekaa y dirigirse hacia Siria, a la región druza de Yabal El Duruz, mejor conocida como la Montaña de los Druzos (Yabal Al Duruz).

El motivo de porqué se fueron a Siria y no a su pueblo en Ain Harchi, son pocos conocidos pero existe conjeturas al respecto, unos dicen que por vergüenza de no haber vengado la muerte de su hermano, otros para evitar la persecución de los Said, aliados de los Abou El Lamah, quienes eran los que supuestamente les debían protección y les habían contratado (por cierto esta familia principesca eran aliados de los príncipes Chehab, que para la época gobernaban en la región de Hasbaiyah – Rashaiyah, donde se ubicaba este pueblo. Otros dicen que tenían amigos en esa región de Siria, por ello decidieron marcharse para aquellas montañas.

Lo cierto es que una vez en Yabal Al Duruz, se instalan en un pequeño poblado de la región llamado Rimi, donde se comenzaron a crecer como familia, pero en la mente de todos ellos quedo la intención de regresar y tomar en sus manos la justicia para verngar la muerte de Slaimen Jair Eddin y regresar a Salima con honor.

Hoy día, en el Yabal el Duruz donde se ubica Rimi y sus zonas aledañas se conoce como Harat el Henaidiyet (tierras de los Henaidi) en honor a uno de los descendientes de estos tres hermanos, específicamente del difunto Slaimen Jair Eddin.


EN LA 2ª PARTE CONTINUACIÓN DE ESTA HISTORIA
 
                                                Monir Afif El Masri El Masri
                                                    Valencia – Venezuela
                                                           Agosto 2012.

 

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