lunes, 6 de agosto de 2012

HISTORIA DE LA FAMILIA

2ª PARTE


Ali Jair Eddin el Egipcio


Con el tiempo, el mayor de los hermanos Ali Jair Eddin, decide hacerlo pero antes tenía que estudiar la situación, es por ello que deja a su familia, a su hermano y a todos sus sobrinos y decide regresar a Salima, pero no lo podía hacer sino disfrazado como un vendedor egipcio y así entra a la región de El Maten para llegar a Salima, acompañado de un o varios burros que estaba jalando una carreta llena de mercancía y vestido de egipcio. Ciertamente estaba espiando, observando los movimientos de quienes mataron a su hermano y al cabecilla de ellos.

Algunos parientes dicen que Ali nunca fue a Egipto, por lo lejos del viaje, ya que para llegar allá debía cruzar el desierto de Jordania, parte de Sinai para llegar, y eso le llevaría días por lo que era imposible. Otros sostienen que si lo hizo y duró meses allá en las tierras de los Faraones.

Pero hay que seguir con la historia, ciertamente tras un tiempo prudencial de espera, de aquella fatídica noche, cuya fecha se ha olvidado con el tiempo, Ali Jair Eddin, regresa a El Maten – Líbano vestido como un vendedor egipcio, llegando a los pueblos vecinos de Salima, pero evitando entrar en ella, con la intención de pasar desapercibido en la comarca, cargando con su burro lleno de mercancías de ese país, con el único objeto de espiar a los Said y vislumbrar realmente como estaba la situación. Cabe señalar que en árabe Egipto se traduce Masr y egipcio es Masri.

Con el tiempo se repitieron las visitas a la comarca, donde se hizo de buenos clientes y amigos, sobre todo en Btekhnay (Btejnay), Arsoun, Feluga y Qarneyil, este último era el más cercano de Salima pues tan solo lo separaba unos 3 kilómetros.

Con su nueva identidad de el egipcio (el masri) no era reconocido, por lo que en una de esas visitas se acercó a Salima y se atrevió a entrar en la villa, percatándose que tampoco era reconocido en su propio pueblo, y comenzó ha hacer clientes en ella, entre los habitantes cristianos y los drusos de la familia Said. En vista de su relativo éxito repitió las visitas a la villa en numerosas oportunidades, hasta que la gente lo veían casi siempre y lo comenzaron a identificar como El Egipcio (Al Masri o El Masri), siendo ya popular entre los pobladores, que incluso esperaban su llegada y comentaban su partida, “Llegó El Masri” o “Ya se fue El Masri”, o lo llamaban con su apodo Masri (egipcio) que tienes para la venta hoy, esto se repetía en los pueblos vecinos, siendo estos comentarios muy comunes, popularizándose su nombre.

En una de sus rutinarias visitas a Salima, Ali el Egipcio (Ali El Masri) se instaló cerca de las murayas del Palacio del Emir (Saraya) para vender sus productos, en lo que es hoy el Miden (Patio ó Mercado o plaza Central), por una ventana del Saraya estaba observándole la esposa del Emir Abou El Lamah, gobernante en Salima, desconociéndose su verdadero nombre pero que identificaremos como la Princesa o Emira Abou El Lamah (en árabe princesa es Emira o Amira), ésta noble dama ya había tenido trato y amistad con Ali, y fue quien le sugirió abandonar Salima y evitar más violencia.

La Emira vio fijamente al vendedor egipcio, a pesar de las vestimentas de éste le reconoció, se dice por sus grandes y negros ojos que poseía Ali que lo delataron, ella al percatarse de su presencia, ordenó a uno de sus guardias para que bajara y le diga al egipcio para que suba a hablar con ella, el guardia así lo hizo, al encontrarse con el supuesto vendedor le comunicó su orden, por lo que él sin percatarse de nada, con el orgullo que le caracterizó siempre, le contesta al inocente guardia: “Dile a tu señora el que necesita del otro que venga a él”, el guardia sin poderle convencer y extrañado ante esta actitud, no le quedó mas remedio que regresar al palacio y comunicar a su Señora dicho mensaje, ella se sorprendió y un poco molesta le ordenó a su guardia llevar un nuevo mensaje: “Dile al egipcio Ali que suba a hablar conmigo o develaré su secreto”, y así lo hizo el soldado.

Ali Jair Eddin al verse descubierto no le quedo más remedio que subir ante la presencia de la Amira, una vez frente a ella confirmó su sospecha de que si estaba descubierto, cuando ella le reprocho, “Ali, yo se para que has venido, solo para vengar la muerte de tu hermano”, y después de un breve intercambio de palabras, le habría disuadido para que no lo hiciera, ya que los Said son aun una familia fuerte, aconsejándole retirarse del pueblo antes de ser descubierto y dejara las cosas tal y como están, por lo que Ali El Masri, como ya se identificaba, contrariado, siguió su consejo, deja el palacio, recoje su mercancía y sale de Salima, rumbo a Yabal El Duruz (Siria) al encuentro con su familia.

A esta altura de la historia, a más de cinco o seis años de aquella funesta noche en que perdió la vida su hermano, Ali Jair Eddin ya no se identificaba con su verdadero apellido sino con el apodo adquirido, que con el transcurrir del tiempo sería adoptado por su esposa, sus hijos y por casi el resto de la familia, y de esta manera cambia históricamente la identidad familiar para siempre.


La Venganza

Una vez en Yabal El Duruz, Ali El Masri deja enfriar la situación unos meses, luego acuerda con su hermano consumar la venganza, por lo que decide ir al Maten el Aala (Altos de El Maten) Líbano, donde está Salima para cumplir con ello, llevándose con ellos a todos sus hijos varones, incluso de Slaimen, para aquel entonces, todos los muchachos contaban las edades de entre 12 y 18 años, a lo sumo. Ambos hermanos y sus hijos y sobrinos marcharon bajo el pretexto de ir a El Maten para visitar a unos viejos amigos.

Al llegar a la región montañosa de El Maten, se instalan en las colinas cercanas al manantial Ain El Soja o El Soha (que significa el manantial de la Salud), ubicado en la parte alta de Felougha, en las estribaciones del Monte o Yabal El Kneissi, a unos 1600 metros de altura aproximadamente, de donde se divisaba ampliamente toda la región, incluyendo la comarca donde se ubicaba Salim,a, por lo menos desde allí se visualizaba las colinas altas de Salima (hoy conocidas como Duhur Salima).

Allí reunidos entre todos eran unas doce (12) personas, Ali El Masri se dirije a ellos diciéndoles, “Mirad los pueblos de El Maten, y Salima entre ellos detrás de aquellas colinas”, ubicando la posición con su dedo para continuar, “Todos estos pueblos son nuestros enemigos, nosotros les hemos engañado, ya que les trajimos aquí con la única intención de vengar la muerte de nuestro hermano Slaimen, y queremos saber que sale de ustedes”, Ali esperaba que los jóvenes muchachos tomaran una decisión para continuar, “Podemos o no luchar con toda esta gente”, al terminar estas palabras creó asombro y confusión entre sus hijos y sobrinos, pero sobre todo miedo y temor entre los más chicos, ya que supuestamente venían a visitar a unos amigos y ahora se encuentran con el reto de vengar la muerte de su pariente, por lo que entre los jóvenes muchachos se dividieron las opiniones, los mayores se envalentonaron y apoyaron la idea, no así entre los menores.

Ali y Ahmad en virtud de lo sucedido, se dan cuenta que los muchachos no estaban preparado para lo que habían planificado, por lo que les dicen, “Tenemos vergüenza de ustedes, su cobardía y miedo no se puede ocultar entre los más jóvenes, es preferible regresar al Yabal y volver en otra oportunidad”, y así lo hicieron.

Una vez en Yabal El Duruz, los adultos explicaron a todos los muchachos del porque su intención, simplemente era vengar la muerte de su hermano Slaimen, asesinado por una banda de desalmados que viven en Salima, por haber defendido su turno de agua en aquella fatídica noche, ya que ese día le correspondías por derecho, por eso deseaban vengar su muerte, para que el asunto no quedara impune, ni ante las autoridades, ni ante el pueblo ni ante ellos, ya que no había otra forma de hacerlo y así poder redimir en nombre del difunto y el honor de toda la familia, por lo que algún día tendrían que cumplir con este hecho.

Ali y Ahmad habían hecho de todo esto, una trama, ya que en parte les dijeron a los muchachos la verdad sobre la muerte de su hermano, pero en parte mintieron al decir que toda la comarca estaba colmada de enemigos, esto quizás con el propósito de prepararlos psicológicamente, ya que estaban así al tanto de que había que vengar la muerte del pariente y para ello se tenía que enfrentar a muchos enemigos para poder lograr su objetivo, cuando realmente esos enemigos eran unos pocos desalmados de la casa Said, y no toda, sino de un solo grupo familiar de ella.

Pasa el tiempo, otros cinco años aproximadamente, y ya el joven de 12 años de edad tendría para ese momento unos 17 ó 18 años, ya un hombro para la época, y los de 16 a 18 años eran ya unos adultos, por lo que deciden nuevamente ir todos los hombres a El Maten.

Después de un largo viaje entre valles y montañas., logran alcanzar las alturas de Ain El Soja sobre Felougha, reuniéndose en el mismo lugar de la primera vez, allí Ali El Masri se dirije una vez más a ellos, “Aquí estamos nuevamente y ustedes saben para que venimos, queremos saber si esta vez contamos con su ayuda”, “Cual es la decisión que sale de ustedes”. En esta oportunidad la reacción fue distinta, no fue adversa, al contrario, encontraron en todos los muchachos un enérgico apoyo y solidaridad, por lo que afirmaron, “Si vamos, bajemos a vengar la muerte de Slaimen”.


En virtud de ello, los dos hermanos se dieron cuenta que llegó la hora de cumplir con tan deseada venganza, no sin antes aclararles la verdad a sus hijos y sobrinos, “Muchachos, les mentimos la primera vez al decirles que todos los de allá abajo son nuestros enemigos, al contrario, tenemos muchos amigos aquí, la verdad es que nuestros únicos enemigos se encuentran allá atrás de aquella colina, donde está Salima y son un grupo de asesinos de la familia de Bou Ali Said, ya que entre los miembros de la Casa Said tenemos también muchos amigos.

Tras la aclaratoria, los muchachos más se envalentonaron, ya que se habían preparado mental y físicamente para enfrentar a toda una comarca para lograr su cometido, pero descubren que solo se van a enfrentar a una parte de una familia, en virtud de ello, deciden bajar a la comarca con un plan establecido, pasan por Feluga, Chalet y llegan hasta Qornayel, pueblo de los druzos Hilal y los Aawar a seis kilómetros de Salima, donde reconocen a Ali El Masri y murmuraban el porque vino con tanta gente, muchoas le saludaban, otros les preguntaban que pasaba, pro sin decir nada, y sin dejar sospechas de nada, salen y toman el camino a la villa de Salima.

Al fin entran a la villa por el antiguo camino y llegan al Miden (Plaza central del pueblo), al lado del Saraya (castillo), allí notan que no había mucha gente, se pasearon por la plaza y por el sector de los Said (Harat Bait Said), ubicado a un lado del Miden, y todo estaba tranquilo. Los El Masri desconcertados comenzaron ha indagar entre los pocos que encontraban, conociéndose la noticia que la mayoría de los hombres, entre ellos los asesinos y sus cómplices, se habían marchado para asistir a un funeral de un amigo druzo en la vecina villa de Arsoun.

Arsoun quedaba en una colina vecina, estribación del Monte Kneissi, y para llegar allá habían dos caminos, una regresando por Qorneyil y tomar el camino a Ras El Maten y la otra era bajando de Salima a Arbaniyeh para bordear la ladera y cruzar el pequeño valle que separa las colinas de Salima y Arsoun para ascender a esta última.

Es importante detener la historia aquí, ya que existe otra versión que cuenta que el velorio no era en Arsoun, sino en Ain Anoub, un pueblo lejano que queda fuera de la comarca, cerca del pueblo de Choueifet, a horas de largos y tortuosos caminos, que aunque inverosímil o no, se menciona para no obviar este detalle. Nuestra historia continúa con la versión de que el velorio ocurrió en Arsoun, ya que así lo indican la mayoría de los indicios.

La noticia hace cambiar los planes de los El Masri, deciden ir a Arsoun, bajando por el camino que les llevará a la vecina Arbaniyeh, el mismo camino tomado por los Said, y así salir de Salima antes de ser reconocidos, mientras lo hacían, buscan un sitio para acampar para comer, una vez instalados, envían a dos de los muchachos para que entren en Arbaniyeh y conseguir un poco de pan e indagar si los Said pasaron cerca de allí.

Los muchachos entran en la villa, habitada por cristianos maronitas y ortodoxos, se pasean por el poblado y se acercan a una casa donde hacían pan, tocan la puerta y les recibe una señora, preguntándole si podía venderles un poco de pan, a la vez le preguntaron si había pasado por el lugar los Said de Salima (era lógico preguntar, ya que los pobladores de la comarca se conocían entre todos ellos, así sean druzos o cristianos), la mujer encontró extraña la actitud de los muchachos y les negó el pan, aduciendo que no tenía, a la vez les dijo que iba a donde el vecino en busca de pan y venderles un poco.

Los muchachos les pareció tal actitud muy sospechosa, uno de ellos se adentró en la casa y vio que el horno estaba prendido y había pan hecho (en aquella época el horno se ubicaba en un cuarto aledaño a la casa como era la costumbre), al ver el pan toma un poco y sale de allí, avisando a su compañero que algo pasa aquí, si hay pan, parece una trampa, por lo que salen del lugar y se dirigen al campamento donde está el resto del grupo, contando lo que les había ocurrido.

Los hermanos Ali y Ahmad analizan la situación, y como no querían correr riesgos innecesarios, deciden abandonar el lugar y toman camino hacia Arsoun.

En las cercanías de Arbaniyeh se encuentran con un anciano que reconoce a Ali El Masri y su hermano, y no como egipcios sino como los Jair Eddin, y les dice, “Si buscan a los Said para vengarse, tienen una buena oportunidad porque Abou Ali Said (Amin Said, padre del asesino) y su gente pasaron por aquí rumbo hacia Arsoun hace horas, y de seguro que por aquí regresarán, por lo que agradecen al viejo que resulto amigo de ellos y marchan al pueblo de Arsoun.

Bordearon la parte baja del desfiladero de Salima, para dirigirse al pequeño valle que separaba ambas colinas, recorrida por un pequeño río conocido también como Río Arsoun, lo cruzan y al llegar cerca del pueblo se detienen, uno de los hermanos llama la atención del grupo y les dice “No podemos entrar al pueblo porque pudiésemos despertar sospechas, además hay mucha gente en el velorio y así no podemos hacer nuestra venganza delante de todos, dañando las ceremonias fúnebres de esta gente inocente, vamos a esperar mejor en las afueras del pueblo, cerca del Ain (Manantial), ya que allí seguramente van a pasar a tomar agua y seguir el camino.

Una vez en el Ain, los El Masri acampan en la cercanía donde descansan y comen un poco, para luego dispersarse estratégicamente, ocultándose del camino y esperar a sus enemigos. Pasaron dos (2) horas y llega una mujer al Ain (manantial), cargada de dos tarros de arcilla para ser llenados de agua, en ese momento llegan los Said acompañado de sus guardaespaldas y sus corceles, en total eran unos 25 hombres, uno de ellos le dice a la mujer que se apartara y retirara la jarra, ya que ellos y sus caballos tenían sed, pero la mujer se negó y les replica, “Lis caballos pueden esperar, ya que falta poco para que se llene la jarra”, el viejo Amin Ali Said, mejor conocido como Abou Ali, se puso tenso y le indico a su ayudante que agarrara la jarra y se lo pariera en la cabeza a esa mujer por insolente.

Los hechos eran vigilados muy de cerca por los El Masri, cuando la mujer se ve en peligro de ser agredida comenzó a gritar, en ese instante Ali El Masri sale al descubierto y les dice a Bou Ali Said y su gente, “Dejad a la mujer en paz, no sean cobardes”, los Said no salían aun de su asombro, cuando vuelven a escucharle decir “Mirad, no crean que venimos a tomar venganza en secreto, así que prepárense porque vamos a atacarles por la muerte y el honor de mi hermano Slaimen Jair Eddin”, y sin más explicaciones, aparta a la mujer, mientras salen todos sus parientes que eran en total unos doce (12) hombres, desenfundan sus armas y atacan a los veinte y cinco (25) Said.

En el mismo Ain pelearon, se tiño de sangre sus aguas y la victoria no hizo esperar, los El Masri habían eliminado a veinte y tres (23) de los Said y sus guardaespaldas, entre ellos estaba el cuerpo del asesino, Amin Ali Said y sus secuaces de aquella fatídica noche, capturan vivo al viejo Abou Ali Said y a uno de sus hombres, salvando sus vidas, y los dejan vivos a propósito para que el viejo regrese a Salima y cuente lo sucedido, acompañado de un fiel testigo, a todas estas había otro testigo, la mujer que presenció todo aquello, para irse al pueblo de Arsoun a contar lo ocurrido.

Ali El Masri le dice al viejo Amin Ali Said (Abou Ali), “Sirvate como testigo porque te vamos a dejar vivo para que cuentes la verdad de lo que ocurrió aquí”. De esta manera consumada la venganza, los El Masri salen del lugar y dejan en el sitio al viejo y su acompañante, desarmados y sin cabalgaduras y toman un atajo por el monte en busca del camino a Felougha.

El viejo Amin Ali Said, acompañado del único hombre que sobrevivió, aun consternados por lo ocurrido, marchan por otro atajo a través del monte hacia Salima, donde se conocerá la noticia de la humillante masacre de sus hombres y de su hijo, quienes eran mayoría en número ante los victoriosos El Masri quienes consumaron su venganza con honor, dejando el cuerpo del criminal y de sus secuaces y de otros parientes más en los alrededores del Ain cerca de Arsoun.


Los El Masri con el honor en alto vuelven al Yabal.


La noticia corrió como pólvora en toda la comarca ese mismo día de la venganza, mientras que los El Masri salían de Arsoun, pasaban cerca del pueblo druzo de Btekhnay (Btejnay), desde allí tomarían el camino para ir a los altos de Felougha donde acamparían y desde allí tomar el camino del valle de la Bekaa para regresar al Yabal en Siria.

Mientras esto sucedía con la salida de Los El Masri de la comarca de Arsoun, en Salima aun no llegaba el viejo Abou Ali a la villa, ya que estaba caminando junto con su testigo sin sus cabalgaduras, pero ya en Salima se conoció la noticia del hecho, gracias a las noticias traídas por jinetes provenientes de Arsoun quienes escucharon la versión de los hechos de aquella mujer que presenció todo. Una vez que el viejo Abou Ali llegó a la villa fue humillado por extraños y amigos, incluso por sus propios parientes.

Paralelamente, cuando los El Masri pasaban cerca de Btekhnay, observaron que dos casas druzas de la región peleaban entre si, los Aboul Hosn y los Anderi, estos últimos estaban dominando la lucha, haciendolos retirar de las calles de la villa, incluso lograron sacarlos del mismo pueblo, los aboul Hosn desesperados comienzan a dispersarse y en su huida varios de ellos habían alcanzado Felougha y otros se encontraban en el camino hacia el Medeirej (Mdairiy) pasando ya por Hammana.


Ya la noticia de la victoria de Los El Masri en Arsoun se conocía en Felougha y áreas circunvecinas, esta noticia había llegado a los Aboul Hosn, quienes eran aliados y amigos de siempre de los El Masri, cuando estos eran los tres hermanos Jair Eddin, esto motivó que el grupo que se encontraba en Felougha salen en su busqueda y los encuentran de campamento en los altos de esta villa, donde se encontraban recuperándose de sus golpes y heridas, allí uno de los Aboul Hosn reconoce a Ali El Masri, quien al verle evita mirarle, el señor Aboul Hosn al darse cuenta le recrimina “Ali no te hagas que no me viste, por favor necesitamos tu ayuda”, Ali se encontraba un poco perplejo con el asunto, ya apenas salieron de una lucha en Arsoun y están por ende en la defensiva, por ello tras reconocer a los Aboul Hosn baja la guardia y le saluda, para contestarle “Con mucho gusto y honor los vamos a ayudar”, juntos se sentaron y mientras comían el Aboul Hosn le explica la situación que estaban viviendo en Btekhnay.

No pasa mucho tiempo cuando los El Masri deciden ayudar y bajan en ayuda de los Aboul Hosn, juntos se enfrentaron con los Anderi, comenzando a ganar terreno y entran a Btekhnay. La lucha duró tres días, logrando expulsar esta vez a los Anderi del pueblo, con excepción de 23 familias de dicho clan familiar, quines no intervinieron en la refriega, por lo que los dejaron vivir en la villa en paz.

Luego de esta nueva victoria de los El Masri en Btekhnay, junto con los Aboul Hosn, la noticia corrió por todas las comarcas vecinas, aumentando aun más el prestigio de los primeros entre sus partidarios y amigos, todos eran simpatizantes del antiguo partido de los Qaisitas. Probablemente esto hizo que los Emires Abou El Lamah no intervenieran en ambas situaciones, ya que ellos también eran Qaisitas.

Los Aboul Hosn en agradecimiento a los El Masri, hicieron un pacto de honor de ayuda mutua, un “Pacto de Sangre” entre las dos familias que pedura hasta nuestros días, tras realizar el mismo los El Masri salen satisfechos de Btekhnay y emprenden el camino hacia Siria para reencontrarse con el resto de la familia en Yabal El Duruz.

A todas estas, mientras ocurrían los hechos anteriormente descritos en Btekhnay, Abou Ali Said, mejor dicho Amin Ali Said, un viejo lider en Salima contó la historia de tan humillante derrota del Ain cerca de Arsoun, donde su hijo y otros 22 de sus partidarios perdieron la vida, y ante esta noticia queda triste y deshonrado, perdiendo el liderazgo que tenía ante el resto de los Said, muchos de ellos, inocentes de todo lo que había ocurrido años atrás con la muerte de Slaimen Jair Eddin, le pierden el respeto y le rechazan. Otros quienes si le seguían le irrespetan por su fracaso, ya que no le perdonan el hecho que tan solo 12 hombres hallan derrotado a un grupo más numeroso de 25 hombres de su poderoso clan.

Ya en ese tiempo, los Said no eran tan poderoso como antes, bien sea por sus inclinaciones políticas, al parecer no eran qaisitas, o bien sea por otros factores, esta pérdida de poder se hacia sentir en toda la comarca, a esto se le suma la humillante derrota que sufrieron Bou Ali Said y sus partidarios frente a 17 hombres de los El Masri, en su mayoría jóvenes.

Con tanta humillación recibida por Bou Ali Said de su propia familia, llegando al extremo a la falta de respeto de varios de ellos. Aunque muchas conjeturas se han tejido al respecto, es válido señalar ciertos detalles, como el caso de un grupo de jóvenes de la familia Said llegaron a casa del viejo Bou Ali, cuando este no estaba en ella, siendo atendida por su señora, sin saber lo que iba a pasar, les invitó a sentarse, estos una vez dentro comenzaron a molestarla al extremo de tratar irrespetarla, pero ella no lo permitió, defendiéndose de estos y sacarlos de su hogar.

La señora de Bou Ali supo mantener el respeto a su casa y su honor por su propia determinación, enfrentando la situación con valor, no se esperaba menos de ella proveniente de una familia de alto linaje político como los Aawar de Qornayil.

Tras el hecho, espero con paciencia el regreso de su esposo, contándole lo sucedido, pero con rabia, impotencia y muchas dudas no le creyó, contrariada y herida en su orgullo, le increpo su actitud, y tras discutir, decide marcharse de su casa a Qornayil (a 3 kilómetros de Salima), donde están sus familiares.

Pasan los días y en vista que su mujer no regresaba, Abou Ali decide ir en su busca, encontrándola aun muy contrariada, molesta, por lo que le recriminó nuevamente su egoísmo y terquedad, según las crónicas orales, ella le acusó por ser culpable del asesinato de Slaimen Jair Eddin de aquella noche fatídica, hace ya más de doce años, convirtiendo a su hijo Ali Said en un vil asesino, culpa que no aceptó, provocando la expulsión y la posterior venganza de los hermanos Jair Edwin, que devengó con la muerte de su hijo Ali Said y de otras 22 personas. Tras la discusión ella le puso ciertas condiciones para regresar a su casa en Salima, al decirle “ya basta de tanta matanza, tu tienes la culpa de todo lo sucedido, ya basta de tu pobre orgullo y venganza, no vuelvo a casa hasta que no reconoscas tu culpa ante toda tu familia”, no sólo eso le exigio, también pidio que fuera al Yabal para hacer las paces con los El Masri y que estos vuelvan a Salima que es su verdadero hogar.

Ese día Amin Ali Said regresó a Salima sólo, pensando todo lo dicho y exigido por su noble mujer, pero ello, tras varias conversaciones con otros jefes y líderes de la familia, decide terminar con todo el asunto, reconociendo su falta, su culpa de lo sucedido y aceptó por ello la muerte de su hijo, además decidió viajar al Yabal el Duruz en busca de los El Masri y hacer las paces con todos ellos.


                                                     Monir Afif El Masri El Masri

                                                          Valencia – Venezuela
                                                                Agosto 2012.


EN LA 3ª PARTE, EL DESCENLACE DE LA HISTIORIA, CON LA PAZ ENTRE AMBAS FAMILIAS Y EL REGRESO DE LOS EL MASRI A SALIMA



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